El consumo energético doméstico representa un importante porcentaje del gasto familiar mensual. Según datos de IDAE, los hogares españoles destinan más del 30% de su consumo energético a la calefacción, seguido por electrodomésticos, agua caliente, cocina e iluminación. La buena noticia es que no es necesario hacer grandes inversiones para reducir ese consumo: pequeños cambios en los hábitos diarios pueden generar un impacto significativo tanto en el planeta como en tu bolsillo.
Ahorrar energía en casa también ayuda a combatir el cambio climático, ya que gran parte de la electricidad proviene de fuentes que emiten CO2. Cada gesto cuenta: desde apagar un interruptor hasta ajustar la temperatura del termostato.
Cuáles son los puntos de fuga de energía más frecuentes
Conocer dónde se pierde la energía en casa es el primer paso para empezar a ahorrar. Algunos de los focos de derroche más comunes incluyen:
1. Electrodomésticos en stand-by: el consumo fantasma. Muchos aparatos siguen consumiendo energía aunque estén apagados, siempre que permanezcan conectados a la red. Este fenómeno, conocido como “consumo fantasma”, puede representar entre un 7% y un 10% de la factura anual. Cargadores de móvil, microondas, televisores, routers, cafeteras… todos suman.
¿Qué hacer? Usa regletas con interruptor para desconectar varios dispositivos a la vez cuando no se estén usando.
2. Iluminación ineficiente o encendida innecesariamente. Dejar luces encendidas en estancias vacías es uno de los hábitos más extendidos. Además, el uso de bombillas halógenas o incandescentes multiplica el consumo frente a opciones como los LED, que consumen hasta un 80% menos y duran mucho más.
¿Qué hacer? Instala sensores de presencia o temporizadores en zonas comunes como pasillos o baños.
3. Aislamiento deficiente en ventanas y puertas. El 25-30% de la energía térmica se pierde por ventanas y puertas mal selladas. Esto provoca que el sistema de calefacción o aire acondicionado tenga que trabajar más para mantener una temperatura confortable.
¿Qué hacer? Usa burletes adhesivos, cortinas gruesas y persianas térmicas. Valora cambiar a ventanas de doble acristalamiento si el presupuesto lo permite.
4. Mal uso de calefacción, aire acondicionado o agua caliente. Poner la calefacción a 25 °C o ducharse durante 20 minutos con agua muy caliente tiene un gran coste energético.
¿Qué hacer? Ajusta los termostatos a temperaturas óptimas: 19-21 °C para calefacción en invierno y 24-26 °C para aire acondicionado en verano. Usa cabezales termostáticos y temporizadores.
Qué cambios diarios puedes incorporar para marcan la diferencia y ahorrar
Cambiar rutinas cotidianas puede tener un impacto más importante de lo que parece:
- Apaga luces y dispositivos que no estés usando. Un gesto tan simple como apagar la luz al salir de una habitación o desconectar un cargador evita consumos innecesarios.
- Aprovecha al máximo la luz natural durante el día. Coloca los escritorios y zonas de lectura cerca de las ventanas. Usa cortinas ligeras para dejar pasar la luz.
- Lava la ropa con agua fría y a carga completa. El 90% de la energía de una lavadora se gasta en calentar el agua. Lavar en frío (30 °C o menos) y a carga completa reduce el consumo. Además, con la utilización de los programas ECO, notarás la diferencia.
- Cocina con tapa y usa el microondas para recalentar. Cocinar con tapa acelera la cocción y retiene el calor. Para calentar pequeñas cantidades, el microondas es más eficiente que el horno.
- Baja 1 °C la calefacción. Reducir un grado la temperatura del termostato puede ahorrar hasta un 7% de energía al año.
Uso eficiente de electrodomésticos ¿cuánto se puede ahorrar?
- Elige electrodomésticos con etiqueta A o superior. Aunque su precio inicial pueda ser más alto, un frigorífico A+++ consume un 60% menos que uno de clase D. A largo plazo, el ahorro puede superar los 100 € anuales.
- Programa lavavajillas y lavadora en horas valle. Si tienes una tarifa con discriminación horaria, usar estos aparatos en las horas valle (generalmente de noche o fines de semana) reduce el coste por kilovatio.
- Descongela el frigorífico regularmente y no lo abras innecesariamente. Un congelador con 3 mm de escarcha aumenta su consumo un 30%. Además, abrirlo muchas veces hace que pierda frío, y necesita más energía para recuperarlo.
- Ajusta el brillo de televisores y pantallas. Bajar el brillo de una TV de 50 pulgadas puede suponer un ahorro de 15-20 kWh al año. Si usas varios dispositivos a diario, el impacto es mayor.
Pequeños gestos para el ahorro en agua caliente y calefacción
El consumo de agua caliente sanitaria y calefacción representa un porcentaje importante de la energía que usamos en casa, especialmente durante el otoño e invierno. Afortunadamente, mejorar la eficiencia en estos dos frentes es posible sin perder confort.
- Instala aireadores en grifos y duchas. Los aireadores o reductores de caudal son pequeños dispositivos que se instalan fácilmente en los grifos y duchas. Su función es mezclar el agua con aire, lo que reduce la cantidad de agua que fluye sin disminuir la presión. Esto es especialmente útil para el agua caliente, ya que:
- Disminuye el volumen de agua caliente utilizada, lo que reduce el trabajo del termo o caldera.
- Se puede alcanzar hasta un 50% de ahorro en el consumo de agua caliente, dependiendo del uso y del modelo de aireador.
- Son muy económicos (desde 5 €) y se instalan en segundos sin necesidad de herramientas.
Ejemplo práctico: si en una ducha convencional se consumen 12 litros por minuto, con un aireador se puede reducir a 6 o 7 litros/minuto, manteniendo una experiencia cómoda.
- Reduce el tiempo en la ducha. Las duchas largas suponen un gasto considerable de agua caliente. Reducir el tiempo no solo ahorra agua, sino también energía necesaria para calentarla.
- Ducharse durante 5 minutos en lugar de 10 puede reducir a la mitad ese consumo.
- En una familia de 4 personas, esta medida supone un ahorro aproximado de entre 10 y 12 euros al mes.
- Además, se conservan recursos hídricos, lo que también ayuda al medio ambiente.
Consejo útil: pon una alarma o usa canciones de 5 minutos como cronómetro divertido para que todos en casa controlen el tiempo.
- Programa el termo eléctrico o instala uno con temporizador. Uno de los grandes errores en muchos hogares es mantener el termo eléctrico encendido todo el día, incluso cuando no se necesita. Esto supone un gasto energético continuo e innecesario.
- Programar el encendido del termo solo en las horas de mayor demanda (mañana o noche) reduce significativamente su consumo.
- Existen modelos con programadores integrados, y para los termos antiguos se pueden usar temporizadores externos muy accesibles.
- Además, si tienes una tarifa con discriminación horaria, puedes programar el termo para calentar agua durante las horas más baratas.
Dato interesante: un termo eléctrico de 100 litros puede consumir entre 1,5 y 2 kWh al día. Si lo mantienes encendido 24/7, estarías duplicando ese gasto.
- Revisa el aislamiento de radiadores y purga los que lo necesiten. El sistema de calefacción, especialmente en casas con radiadores de agua caliente, requiere cierto mantenimiento básico para funcionar de manera óptima.
- Purgar los radiadores (liberando el aire que se acumula dentro) permite que el agua caliente circule correctamente y se aproveche todo su potencial calorífico.
- Los radiadores con aire calientan menos, lo que obliga a la caldera a trabajar más tiempo y gastar más energía.
- También es importante revisar si detrás de los radiadores hay paredes sin aislamiento: colocar paneles reflectores térmicos puede ayudar a evitar la pérdida de calor hacia el exterior.
- No cubras los radiadores ni pongas muebles delante, ya que eso bloquea el calor y reduce la eficiencia.
Recomendación: realiza una purga al menos una vez al año, preferentemente al comenzar el invierno, y revisa que el circuito de calefacción no tenga fugas ni obstrucciones.
Consejos para controla y medir el gasto energético
- Instala un medidor de consumo o enchufes inteligentes. Estos dispositivos te muestran el consumo exacto de cada aparato. Así puedes descubrir qué electrodomésticos consumen más de lo que esperas.
- Lleva un registro mensual del consumo energético. Comparar facturas y anotaciones te ayudará a identificar patrones y ver qué medidas son efectivas.
- Usa apps de compañías eléctricas para visualizar el gasto. Hay aplicaciones que permiten ver el consumo por horas y días. Esta información te ayuda a planificar el uso eficiente.
- Involucra a toda la familia en el reto del ahorro. Haz del ahorro energético un objetivo común. Puedes colocar recordatorios cerca de interruptores o competir por quién gasta menos agua o luz cada semana.
En definitiva, reducir el consumo energético en casa no requiere grandes sacrificios, solo conciencia y compromiso diario. Cambiar bombillas, bajar la calefacción un grado, o ducharse en menos tiempo son acciones sencillas con un impacto real. La suma de estos pequeños gestos no solo cuida el planeta, sino que también alivia el bolsillo. Además, desde Eleia te ofrecemos las mejores tarifas luz y gas, con precios competitivos para un ahorro superior.