La gestión energética es uno de los retos más importantes para cualquier lavandería industrial. Estos negocios dependen de un consumo intensivo de electricidad, agua y gas, lo que convierte al coste energético en uno de los factores más determinantes de su rentabilidad. De hecho, diversos estudios muestran que, en promedio, la factura energética puede representar entre el 15 % y el 30 % de los gastos operativos de una lavandería. En un contexto de precios de la energía volátiles y mayor competencia, optimizar este consumo se traduce directamente en una ventaja competitiva y en un aumento de los márgenes de beneficio.
Factores que influyen en el consumo de energía de una lavandería
El gasto energético de una lavandería no depende únicamente de su tamaño, sino también del número de máquinas en operación, de la frecuencia de los ciclos de lavado y de la intensidad de procesos posteriores como el secado y el planchado. Mientras que una pequeña lavandería puede tener consumos más estables y controlados, las medianas y grandes cadenas afrontan un uso más intensivo, lo que multiplica el impacto en la factura. La relación es clara: cuanto mayor es la demanda de servicio, mayor será la energía necesaria y, por tanto, más importante será la gestión de la eficiencia.
Impacto del número de máquinas, ciclos de lavado, secado y planchado
Cada lavadora, secadora o plancha supone un punto de gasto adicional y, cuando varias funcionan de manera simultánea, la potencia contratada y el consumo horario se disparan. A ello se suma la frecuencia de los ciclos: no es lo mismo un negocio con lavados programados y homogéneos que otro con alta rotación y diferentes tipos de prendas. El secado y el planchado, por su parte, son procesos especialmente intensivos en energía, ya que requieren calor constante y temperaturas elevadas. La combinación de varios ciclos consecutivos de lavado, secado y planchado puede llegar a multiplicar la factura si no se gestionan con una estrategia clara de eficiencia.
Diferencias entre negocios pequeños, medianos y cadenas
La escala del negocio marca una diferencia sustancial. Una lavandería pequeña suele tener consumos más controlados y fáciles de gestionar, con menos máquinas y horarios más estables. En cambio, las medianas enfrentan ya una complejidad mayor: mayor volumen de ropa, necesidad de equipos adicionales y, en consecuencia, mayor gasto energético. Las grandes cadenas, por su parte, manejan un parque de máquinas mucho más amplio y operan con horarios extendidos o incluso continuos. Esto las convierte en más vulnerables a las fluctuaciones de precios de la electricidad y el gas, pero también en candidatas idóneas para estrategias avanzadas de ahorro: desde la negociación de contratos a medida hasta la instalación de autoconsumo solar o sistemas de recuperación de calor.
Relación directa entre consumo energético y rentabilidad
En un sector con márgenes cada vez más ajustados, cada kilovatio cuenta. El consumo energético impacta de manera directa en la rentabilidad de las lavanderías industriales, ya que es uno de los costes operativos más relevantes. Un exceso de gasto en electricidad o gas puede reducir significativamente los beneficios, mientras que implementar medidas de ahorro y eficiencia permite mejorar los márgenes sin necesidad de aumentar precios al cliente final. Invertir en eficiencia energética deja de ser una opción para convertirse en un factor estratégico: las empresas que lo hacen no solo reducen costes, sino que también refuerzan su competitividad y sostenibilidad a largo plazo.
Tipos de equipos y su consumo
En una lavandería industrial, la elección de los equipos es determinante para el consumo energético total. No se trata solo de la cantidad de máquinas en funcionamiento, sino de la tecnología que incorporan y de cómo se utilizan en el día a día. Cada lavadora, secadora o sistema de planchado tiene un impacto distinto en la factura y, por ello, resulta esencial conocer sus características y diferencias. Optar por equipos más eficientes no solo ayuda a reducir costes operativos, sino que también permite mejorar la sostenibilidad del negocio y asegurar su competitividad a largo plazo.
Lavadoras industriales: consumo según carga, centrifugado y eficiencia energética
Las lavadoras industriales son la base del negocio y, al mismo tiempo, uno de los principales puntos de gasto energético. Su consumo varía en función de la capacidad de carga, la velocidad de centrifugado y la eficiencia energética del modelo. Una lavadora de gran capacidad, utilizada con cargas incompletas, desperdicia agua y electricidad en cada ciclo. En cambio, un buen ajuste de la carga permite aprovechar al máximo cada litro de agua y cada kilovatio consumido.
El centrifugado es otro factor determinante. A mayor velocidad, más humedad se elimina de la ropa y, por lo tanto, menos tiempo y energía serán necesarios en la fase de secado. Aunque estas lavadoras suelen implicar una inversión inicial más alta, el ahorro posterior en el consumo de secadoras justifica sobradamente la diferencia. Además, los modelos con certificaciones energéticas avanzadas incorporan tecnologías que optimizan el uso del agua, reducen tiempos de ciclo y minimizan la electricidad necesaria por kilogramo de ropa procesada.
Secadoras: condensación vs. evacuación y programas de alto consumo
Las secadoras representan uno de los equipos más intensivos en energía. Su funcionamiento está condicionado por la tecnología que empleen. Las de evacuación, más tradicionales, expulsan el aire caliente al exterior y requieren un aporte constante de energía, lo que se traduce en un mayor gasto. Las secadoras de condensación son más eficientes, ya que reutilizan parte del calor generado en el proceso. Sin embargo, las que marcan una diferencia real en términos de ahorro son las secadoras con bomba de calor, capaces de recircular la energía y reducir drásticamente la electricidad necesaria.
También influyen los programas elegidos. Los ciclos largos, de alta temperatura y con baja optimización, disparan el consumo. Al contrario, el uso de programas específicos para diferentes tipos de tejido, combinados con una gestión eficiente de la carga, permite reducir tanto el tiempo como la energía requerida para cada lote de ropa.
Planchado industrial: calderas de vapor y su impacto energético
En el área de planchado, el uso de calderas de vapor es esencial para garantizar resultados de calidad, pero también supone uno de los puntos de mayor gasto energético en una lavandería industrial. La producción continua de vapor exige grandes cantidades de energía térmica, especialmente cuando las calderas no cuentan con sistemas de recuperación de calor o no están bien aisladas. Una caldera poco eficiente puede traducirse en pérdidas energéticas constantes, mientras que los modelos más modernos ofrecen soluciones para aprovechar mejor el calor generado y reducir tanto el consumo de gas como el de electricidad en los equipos asociados.
Comparativa entre equipos de baja, media y alta eficiencia
La diferencia entre un equipo de baja eficiencia y uno de alta eficiencia puede ser determinante en la rentabilidad de una lavandería. Las máquinas de baja eficiencia suelen tener un coste de adquisición inferior, pero su consumo elevado las convierte en una carga económica a medio y largo plazo. Los equipos de eficiencia media representan un equilibrio inicial, pero es en la gama alta donde se encuentra el verdadero potencial de ahorro.
Las lavadoras y secadoras con clasificación energética A+++ no solo reducen la factura de electricidad, sino que también optimizan el uso de agua y detergentes, generando un ahorro global. Aunque la inversión inicial sea más elevada, el retorno se alcanza en pocos años, especialmente en lavanderías con altos volúmenes de trabajo. De esta manera, la elección de equipos eficientes no solo contribuye a la sostenibilidad ambiental, sino que se traduce en beneficios económicos claros y sostenibles en el tiempo.
Cuándo utilizar programas eco y de lavado inteligente
El uso de programas eco y de lavado inteligente es una de las formas más sencillas y efectivas de reducir el consumo energético en una lavandería industrial sin comprometer la calidad del servicio. Estos programas aprovechan la tecnología de los equipos modernos para optimizar el uso de agua, electricidad y detergentes, ajustando automáticamente parámetros como la temperatura, el tiempo de ciclo o la cantidad de recursos empleados.
Un primer aspecto clave son los ajustes de temperatura. En muchos casos, es posible reducir algunos grados en el lavado sin perder eficacia en la higiene, especialmente cuando se utilizan detergentes profesionales diseñados para trabajar en frío o a temperaturas medias. Esta simple medida puede representar ahorros significativos en electricidad, ya que calentar el agua es uno de los procesos más costosos.
El uso de programas cortos y eco también ofrece beneficios concretos. Estos ciclos están pensados para diferentes tipos de ropa que no requieren un tratamiento intensivo, como prendas poco sucias o textiles que toleran lavados más suaves. Implementarlos de forma adecuada permite ahorrar tanto en tiempo como en recursos, a la vez que aumenta la rotación de las máquinas y mejora la productividad general.
Otro elemento fundamental son las buenas prácticas de carga. Llenar las lavadoras con cargas equilibradas evita el desperdicio de agua y electricidad, además de alargar la vida útil de los equipos. Una máquina medio vacía gasta casi lo mismo que una cargada al máximo, por lo que una correcta planificación de las cargas es esencial para mejorar la eficiencia global del negocio.
Finalmente, la planificación de horarios es un factor que suele pasarse por alto, pero que tiene un gran impacto en la factura. Concentrar los lavados en horas de menor coste eléctrico, especialmente si se dispone de una tarifa con discriminación horaria, puede traducirse en ahorros muy relevantes a lo largo del mes. Además, escalonar el uso de diferentes equipos para evitar picos de consumo simultáneos ayuda a optimizar la potencia contratada y a reducir gastos innecesarios.
En conjunto, estas medidas demuestran que no siempre es necesario invertir en nueva maquinaria para mejorar la eficiencia: un uso más inteligente de los programas disponibles y una planificación adecuada pueden marcar una diferencia notable en la rentabilidad de la lavandería.
Qué beneficios aportan las lavadoras de alto centrifugado y secadoras con bomba de calor
Las innovaciones tecnológicas en el sector de la lavandería industrial han transformado la manera en que se gestionan los recursos. Entre ellas, las lavadoras de alto centrifugado y las secadoras con bomba de calor destacan por su capacidad de reducir de manera significativa el consumo energético y, al mismo tiempo, mejorar la productividad.
En el caso de las lavadoras de alto centrifugado, el beneficio principal reside en la reducción de la humedad residual de las prendas. Al girar a mayores revoluciones por minuto, extraen una mayor cantidad de agua en cada ciclo, lo que implica que la ropa necesite menos tiempo y energía en la fase posterior de secado. Esto no solo disminuye el consumo de electricidad en las secadoras, sino que además permite acortar los tiempos de proceso, aumentando la capacidad de producción de la lavandería. En entornos con altos volúmenes de trabajo, esta ventaja se traduce en un incremento directo de la rentabilidad.
Por su parte, las secadoras con bomba de calor suponen un avance fundamental frente a los modelos tradicionales. Este sistema permite reutilizar el calor generado durante el ciclo, en lugar de expulsarlo al exterior, lo que reduce hasta en un 50 % el gasto eléctrico respecto a las secadoras convencionales. Además, trabajan a temperaturas más bajas, lo que no solo alarga la vida útil de los tejidos, sino que también contribuye al cuidado de prendas delicadas y mejora la calidad del servicio.
La combinación de ambas tecnologías genera un círculo virtuoso: menos humedad en la ropa tras el lavado y un secado más eficiente gracias al aprovechamiento del calor. De este modo, se consigue un ahorro notable en energía, una reducción de costes operativos y un impacto positivo en la sostenibilidad del negocio. Para las lavanderías que buscan modernizar sus instalaciones y optimizar su consumo, invertir en estos equipos es una decisión estratégica que aporta beneficios tanto económicos como ambientales a corto y largo plazo.
Tarifas de luz y estrategias de ahorro
El coste de la energía eléctrica es uno de los factores que más afectan a la rentabilidad de una lavandería industrial. Sin embargo, no todo depende del consumo: la tarifa contratada y la forma en que se gestiona el suministro pueden marcar la diferencia entre un gasto controlado y una factura desproporcionada.
Las tarifas con discriminación horaria son una herramienta especialmente útil en este sector. Gracias a ellas, el precio del kilovatio hora varía según el momento del día, lo que permite desplazar parte de la actividad a las horas valle, cuando la electricidad resulta más barata. Planificar los ciclos de lavado y secado en esas franjas horarias puede suponer un ahorro importante al final de cada mes, sin necesidad de modificar la calidad del servicio prestado.
Para aquellas empresas con altos niveles de consumo, existe la posibilidad de negociar contratos a medida que se adapten mejor a sus necesidades específicas. En este punto, contar con un socio energético como Eleia Energía resulta clave: la compañía ofrece asesoramiento especializado para que cada lavandería pague el precio más justo por la electricidad que realmente necesita, optimizando tanto la potencia contratada como las condiciones de facturación.
Otra estrategia de gran valor es la instalación de contadores inteligentes, que permiten llevar un control detallado y en tiempo real del consumo energético. Gracias a ellos es posible identificar picos de gasto innecesarios, detectar ineficiencias en la operación y ajustar el uso de los equipos para evitar sobrecostes. Esta información, bien analizada, se convierte en una herramienta de gestión que ayuda a tomar decisiones más precisas y a diseñar planes de ahorro adaptados a cada negocio.
En conjunto, una correcta elección de tarifas, el diseño de contratos a medida y el uso de tecnología de monitorización permiten que las lavanderías industriales transformen su factura eléctrica en una variable controlable y previsible, mejorando así su competitividad.
Cómo puedo ahorrar más invirtiendo en eficiencia energética
Invertir en eficiencia energética no solo mejora la rentabilidad a medio plazo, sino que también permite reducir costes operativos, cumplir con normativas ambientales y posicionar la lavandería como un negocio más sostenible. A continuación, algunas inversiones recomendables y las ayudas y deducciones fiscales que pueden hacerlas mucho más asequibles.
- Sistemas de recuperación de calor y su impacto en el ROI. La recuperación de calor consiste en aprovechar el calor residual de procesos como el secado o el planchado para pre-calentar agua, calentar espacios auxiliares o alimentar otros sistemas térmicos. En lavanderías industriales, donde ya existe generación de calor constante, estas instalaciones pueden reducir significativamente el consumo de gas o energía eléctrica en los sistemas auxiliares. Aunque la inversión inicial puede ser importante, el plazo de amortización se acorta si se utiliza de forma continuada, con equipos bien dimensionados y mantenimiento adecuado.
- Paneles solares fotovoltaicos para autoconsumo parcial. Instalar paneles solares permite cubrir parte de la demanda energética eléctrica con energía limpia, reduciendo lo que se compra a la red, especialmente en los horarios de más radiación. En muchos casos, un sistema fotovoltaico bien diseñado que incluya baterías o bien que funcione acoplado a un sistema híbrido permite un ahorro importante, especialmente si muchas de las máquinas operan en horas de sol.
Además, combinar este autoconsumo con equipos de alta eficiencia (lavadoras/secadoras A+++/bombas de calor, etc.) permite maximizar los beneficios: cuanto menor sea la demanda eléctrica residual, más se amortiza la inversión solar y más se reduce la dependencia de tarifas elevadas.
- Lavadoras y secadoras con etiquetado energético A+++. Equipos con clasificación energética A+++ representan la parte alta del mercado en eficiencia. Aunque tienen un coste superior al de modelos de menor eficiencia, su rendimiento energético – agua, electricidad y tiempo – es significativamente mejor. Eso se traduce en menores gastos de operación, menos espacio de mantenimiento, menor gasto en reparaciones al trabajar con temperaturas y tiempos más equilibrados, y les permite un funcionamiento más amigable con los sistemas de autoconsumo, ya que demandan menor potencia en los ciclos más comunes.
- Subvenciones y deducciones fiscales aplicables al sector. Aquí lo más importante: existen medidas tanto estatales como autonómicas que ayudan a reducir el coste de invertir en eficiencia energética, autoconsumo y mejoras de infraestructura, siempre que se cumplan los requisitos correspondientes.
- El Gobierno mantiene deducciones en el IRPF para la inversión en placas solares/autoconsumo energético. En 2025, se permite deducir hasta el 60 % del importe invertido en autoconsumo solar, siempre que la instalación esté correctamente legalizada, posea el certificado técnico correspondiente y esté en funcionamiento.
- Hay también deducciones fiscales para empresas que inviertan en energías renovables y otras mejoras de eficiencia energética —por ejemplo, por aislamiento, por reducción del consumo de fuentes no renovables, y por instalación de sistemas de almacenamiento de energía.
- A nivel de impuestos locales, algunas localidades ofrecen bonificaciones del IBI cuando se instalan sistemas fotovoltaicos. Por ejemplo, pymes o empresas pueden recibir una bonificación del IBI (50 % durante varios años) tras la instalación de placas solares.
- También hay subvenciones gestionadas por el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) que financian proyectos de eficiencia energética, incluyendo autoconsumo, mejoras en la envolvente térmica, renovación de equipos, etc. Estas ayudas suelen tener convocatorias estatales y también autonómicas, y pueden cubrir una parte significativa del coste de la inversión.
- En algunas comunidades autónomas, las subvenciones para eficiencia energética permiten financiar obras o mejoras en aislamiento térmico, techos, fachadas, ventanas, lo que reduce pérdidas de calor/frío, y eso impacta directamente en los costes de climatización y consumo energético general. Aunque muchas de estas ayudas están orientadas inicialmente a viviendas o edificios residenciales, algunas comunidades contemplan usos terciarios o industriales, dependiendo del proyecto.
En definitiva, ahorrar energía en una lavandería industrial no es solo una cuestión de reducir costes: es una decisión estratégica que mejora la competitividad y la sostenibilidad del negocio. Desde la optimización de equipos y tarifas hasta la inversión en autoconsumo, cada medida suma en la rentabilidad.
En Eleia Energía ayudamos a las lavanderías a identificar las mejores oportunidades de ahorro y a poner en marcha soluciones a medida. Contáctanos y descubre cómo transformar la eficiencia energética en tu mayor ventaja competitiva.